miércoles, 17 de agosto de 2011

Volviendo del taller, di la vuelta en libertador, y caminé hasta donde tomo el colectivo.
Nuñez se vistió de poesía y otros tantos clishés, acompañados por el aleatorio ser de mi siempre fiel compañía, que justo hoy, desistió ante desperfectos ajenos a todo. Mientras una sumatoria de accidentes me invadía, reflexioné: Estoy volviendo del taller, por lo que estoy excusada de merodear sus lares. Ni bien terminé de estructurar esas palabras en ese orden, y con ese sentido, me di cuenta de un detalle. Sigo siendo una pelotuda. Aún cuando empíricamente, encontrarlo no genera más que sorpresa, de la misma forma, también es cierto, que específicas condiciones contextuales dan pie a especulaciones dignas de un alter ego difícil de eliminar.

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